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La mayoría de deportistas aseguran que el 90% de su éxito depende de su destreza y entrenamiento mental.

Según diferentes opiniones, en el deporte de alto rendimiento no hay grandes diferencias entre unos deportistas y otros en cuanto a talento (potencial natural), destreza técnica (aquello que el deportista ha aprendido por medio del entrenamiento) o habilidad física (altura, fuerza, etc.).

La gran diferencia entre estos deportistas viene dada por su grado de preparación mental.

Sabemos que los músculos y el cerebro, la mente, el espíritu y el cuerpo trabajan de forma integral.

Te dejo aquí 4 cosas que puedes entrenar para mejorar tu rendimiento

  1. Motivación: Es el deseo que hace que una persona actúe para conseguir sus objetivos. Definir con claridad los objetivos es una de las características de los grandes deportistas. El deseo de alcanzar nuestros objetivos nos da «el combustible» y mantiene en un nivel adecuado nuestra motivación.
  2. Autoconfianza: La autoconfianza en nuestras habilidades personales para llevar a cabo una acción o un comportamiento con éxito es una condición esencial para que alcancemos nuestras metas. Porque a veces la competencia nos provoca dudas, preocupaciones y ansiedad, y esto puede influir negativamente en la reacción y en la ejecución motriz.
  3. Control emocional: Sin control emocional no podremos llegar a ser deportistas de alto nivel. Desarrollar ejercicios de entrenamiento mental para deportistas que ayuden a controlar las emociones o las dudas puede ser la diferencia entre el éxito de un deportista o el fracaso.
  4. Concentración: Los deportistas necesitamos una gran capacidad de concentración. Todas las acciones, incluso la más simple o la más intuitiva, exigen concentración. Nuestra atención debe estar siempre fijada en las tareas relevantes del momento, en la situación actual, evitando concentrarse en lo que ha pasado o temiendo lo que pueda ocurrir.

Todo se relaciona

Los componentes de la fuerza mental no trabajan por separado; son interdependientes entre sí, y cada uno es el resultado de otro.

Cuando uno pierde el control de sus emociones, la concentración sufre de inmediato; y cuando no estamos concentrados, perdemos la autoconfianza. No hay autoconfianza si no hay concentración o control emocional. Además, no hay éxito deportivo sin concentración.

Ser mentalmente fuerte significa saber controlar tu mente y lo que sucede en ella para mejorar tu habilidad. Los signos más evidentes de la fuerza mental son la consistencia y una habilidad estable.

No son mentalmente fuertes aquellos deportistas que tienen un «día de suerte»; sino aquellos que dan lo mejor de sí competencia tras competencia.

La fuerza mental se entrena

Desde este punto de vista, todo deportista tiene dos metas: destacarse por sus habilidades de forma consistente y alcanzar el máximo nivel en el desarrollo de sus habilidades. Alcanzar estos dos objetivos no es nada fácil; sin embargo, es posible.

La fuerza mental puede aprenderse

Esta habilidad se puede entrenar y mejorar. Solo unos pocos nacen mentalmente fuertes; sin embargo, todos podemos llegar a ser mucho más fuertes de mente.

Al igual que el entrenamiento físico pretende incidir sobre variables relevantes para el rendimiento como la resistencia, la fuerza, la flexibilidad o la velocidad, el trabajo psicológico se centra en los elementos de la fuerza mental que son esenciales para nuestro éxito.

Al igual que es necesario dedicar tiempo de entrenamiento para que los deportistas adquieran y perfeccionen habilidades físicas y técnicas, también es necesario asignar un tiempo para aprender las habilidades mentales que pueden ayudarnos a optimizar nuestras posibilidades de rendimiento.

Las habilidades mentales no vienen solas

Se está demostrando que el ensayo en establecimiento de objetivos, en la imaginación, la focalización de la atención, la activación psicológica y la relajación, el control cognitivo, pueden contribuir a mejorar nuestro funcionamiento en el entrenamiento y la competición.

Creo que cada vez son menos los que siguen pensando que el proceso de mentalización sobrevendrá sin tener que intervenir automáticamente, como una consecuencia inevitable del trabajo duro, la madurez deportiva y la habituación a las competiciones.

Creo que cada vez son más los profesionales del deporte interesados en incorporar a sus programas de entrenamiento técnicas psicológicas. Cada vez son más los deportistas que creen que el entrenamiento psicológico es fundamental para optimizar el rendimiento deportivo; y el crossfit no es una excepción.

Las necesidades psicológicas de los deportistas no son una «invención» de los psicólogos, sino una realidad inherente a personas que deben luchar continuamente contra sus propios límites y rendir al máximo de sus posibilidades en el contexto estresante de la competición deportiva. Es hora de pasar a la acción, es hora de comenzar a entrenar habilidades psicológicas para rendir al máximo.

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